El negocio de drones no deja de mostrar asombrosos proyectos de éxito. El CES 2016 ha sido un escaparate para este terreno que ha tenido una especial atención también durante la pasada campaña navideña. El último caso es Lily, un drone que ha conseguido vender por valor de 34 millones de dólares en menos de un año de vida.
Los creadores son, dos estudiantes de la Universidad de Berkeley (California), se plantearon un dispositivo que no solo pudiera planear como otros homólogos sino que siguiera a su dueño en las actividades que realiza. Una característica diferencial a la que se le suman otras como grabación HD (1080p), 20 minutos de autonomía y resistencia al agua.
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